La nota de la reunión de Abinader y Macron es escueta sobre Haití. Se limita a la petición de que se involucre en la búsqueda de estabilidad y al respaldo de ambos a la policía keniana. Ojalá que hayan llegado a algo más concreto porque son muchas las cuentas pendientes de Francia con Haití, país que se independizó de los franceses en 1804, pero lo obligó a pagar una gravosa indemnización de 150 millones de francos; además, Toussaint Louverture es símbolo francés del fin de la esclavitud. Francia es miembro del Consejo de la ONU y no emplea allí su poder de decisión. Que no vengan con eso de limitarse al apoyo a los infelices policías kenianos. El otro gran culpable de la desgracia haitiana, junto a Canadá, es EE.UU.

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