La política y la ética pertenecen a mundos diferentes.
Adam Michnik

El título de este trabajo surge después de leer tantos titulares en los medios de comunicación donde diferentes grupos del partido en el gobierno demandan ser colocados en algún empleo del Estado porque ´´ayudaron a buscar votos´´. Otros, demandan sus prestaciones ´´porque fueron desvinculados de sus puestos¨´ a la llegada del ´´gobierno del cambio´´. Sí, todo está cambiando, a veces sólo el título de los programas y políticas ya existentes, otras veces, las personas que los dirigen, y en el mejor de los casos, un cambio en la lucha por la impunidad ante la evidencia de corrupción histórica, propia de la democracia.
Mi reflexión viene en dos aspectos fundamentales: ¿Es ético trabajar por subir un partido al poder, porque me ha prometido un empleo? Por otra parte, ¿Es ético hacer esa promesa a ciudadanos que tienen toda una vida buscando ese espacio laboral al que tienen derecho y para el cual se prepararon? La respuesta a ambas preguntas es no.

El ejercicio de la política tiene que estar al servicio del bien común, la participación y la justicia son sus valores fundamentales, el bienestar de todos. Jamás se plantea servir sólo al grupo de militantes del partido político en el poder. Un gobierno ético reflexiona sobre su práctica, si lo está haciendo bien o mal para los unos y los otros.

Los principios de la ética gubernamental que encontramos expresados en la Ley de Ética Gubernamental son:

Probidad: Actuar con integridad, rectitud y honradez. Igualdad: Tratar a todas las personas por igual en condiciones similares. Imparcialidad: Proceder con objetividad en el ejercicio de la función pública. Y Justicia: Dar a cada quien lo que le corresponde, según derecho y razón.

Entonces, ¿qué opina usted?

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