La incorporación de aceite de oliva a la dieta habitual contribuye a mejorar la salud no sólo en relación con la enfermedad cardiovascular, su atributo más conocido. Consumir aceite de oliva virgen reduce un 51 por ciento el riesgo de tener una fractura ósea de tipo osteoporótico, gracias a las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del conjunto de sustancias que lo componen, desde la grasa hasta los polifenoles y otros componentes. Este beneficio fue comprobado por investigadores españoles en un estudio de casi una década. Resultó que cuatro o cinco cucharadas soperas diarias son suficientes como fórmula eficaz para proteger nuestros huesos, tener un menor riesgo de sufrir ese tipo de fracturas, incapacitantes, independientemente de otros factores de riesgo.

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