Los orígenes del feriado del 21 de enero, Día de Nuestra Señora de la Altagracia se remontan a 1691. La celebración guarda uno de los cultos católicos más antiguos de América: el altagraciano. El sacerdote L. Gerónimo de Alcocer dijo que “la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Altagracia está en Higüey”, traída a la isla, según la historia, por los hermanos Alonso y Antonio de Trejo, colonos españoles residentes de Higüey, en 1506. El escritor estadounidense Mark Twain, dice que toda tradición al propio tiempo que es vieja, cada vez es nueva, porque revive y se renueva en cada generación siempre, que la vive y aplica en una nueva y particular manera. Como nuestra adoración altagraciana.

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