El bajo peso, una modalidad de malnutrición, se configura con un IMC (Índice de Masa Corporal) menor de 20, según la OMS, y es tan nocivo como el sobrepeso. En grado leve se manifiesta con debilidad general, cansancio y falta de motivación. En casos más graves –requiere hospitalización-, con aumento de infecciones, mala cicatrización de las heridas, complicaciones de enfermedades existentes, problemas neurológicos y cognitivos. En países subdesarrollados hay prevalencia de bajo peso entre 10 y 50%; en desarrollados, entre 3 y 5%. Sus causas no son solo nutricionales sino que sobreviene como síntoma de alteraciones clínicas. El bajo peso por desnutrición caloricoproteica (consumo insuficiente de calorías y proteína) es el más frecuente en países pobres.

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