Tenemos a algunos buscando aprovecharse de la liberación de controles a compras gubernamentales por la emergencia del huracán Fiona. Es otra catástrofe, esos pícaros siempre dedicados a su particular beneficio aún en desgracia nacional como ahora. Qué diferente esa actitud comparada con las personas que recopilan alimentos y otros auxilios para afectados; unirse todo nuestro país en eso es lo que Dios manda, al Gobierno no puede dejársele todo. Y condenar, entretanto, a los que aparecen como exclusivamente atentos a obtener ventaja. Después de un buen tiempo sin estos desastres, nos golpeó el primer huracán mayor de la temporada atlántica 2022. En categoría 1, al menos, pero hay daño para rato. La corrupción que no se añada.

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