Los habitantes del Distrito Nacional se quedan sin ciudad; Santo Domingo se pierde como hábitat. Por la inseguridad ciudadana pero también por otros tipos de “atracadores”, supuestamente lícitos, como son particulares, poderosos, que edifican centros de comercio en zonas residenciales, contra toda norma o principio razonable de ordenamiento y convivencia urbana. Desfallece la Ciudad Primada de América, otrora también llamada Ciudad Romántica, por la basura en las calles; aceras de barrios y avenidas secuestradas; tránsito vehicular desordenado; música alta desde colmadones y “drinks”, entre muchos más ruidos incontrolables. Una metrópolis adversa a su propia gente, mientras la pasividad que vemos de la actual autoridad municipal.

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