“Mamotreto”, “adefesio”, “bodrio”, “tollo”, “monstruosidad”, “chapucería”. Así ha sido calificado por diversas voces el Código Penal aprobado por los diputados y que miembros de la comisión especial del Senado para esa pieza bendicen prácticamente sin estudio e ignorando observaciones y objeciones de diversos sectores, incluyendo la misma procuradora general, Miriam Germán. No se trata ya de la ausencia de despenalización parcial del aborto o la sanción legislativa de la discriminación por orientación sexual. Germán denunció cosas como penas demasiado benignas y “brechas” a favor de la corrupción; exención de responsabilidad penal de los partidos, creación de jurisdicción penal militar y muchas confusiones e imprecisiones. Deplorable papel de nuestros legisladores; retrotraernos a aún antes del código napoleónico.

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