Si hay algo en lo que todos deberíamos estar de acuerdo es en que amar es un arte y no una recompensa, y esto sin dejar de lado el hecho irrefutable de que es una decisión. El amor nos hace artistas, locos, niños, amigos, valientes, nobles y ridículos. El amor sale siempre de la periferia, es ese estado del corazón que atraviesa el alma y el cuerpo y nos gobierna al punto de doblegarnos, sacarnos de la zona de confort y llevarnos a la zona de confianza. El amor humano para sobrevivir se alimenta del amor divino, el amor humano puede caer en bancarrota incluso antes de una crisis, pero el amor de Dios es el único que “todo lo soporta”… Sabes, aun cuando la confianza quiebra, el amor sostiene.

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