En ocasión de cada Navidad y fin de año nos dicen que no gastemos todo, que guardemos algo para enero, para no sufrir la famosa “cuesta de enero o dolor de bolsillo”. Todos debemos cuidarnos de que el primer mes del año no llegue como mes de “vacas flacas”. Sin embargo, esa aprensión respecto a él tiene ahora razones adicionales. 2022 llega con malos augurios, augurios de más inflación y estrechez económica a nivel global como secuela de pandemia de covid, que no ha terminado aún. El entrante es el tercer año de la era covid, se presenta así particularmente ominoso en el plano económico, a lo que hay agregar la interrogante sanitaria; si 2022 será de crisis sanitaria igualmente.

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