Una amiga mía no pudo evitar conmoverse ante el caso de “Carlos Agustín”, un desconocido, colgado en Twitter, quien necesitaba ayuda para costear un tratamiento para salvar su vida. Accedió a la dirección indicada (cuenta de Gofundme) y donó (RD$385, suponía). Veinte días después descubrió que su tarjeta de crédito tenía esa cantidad cargada en dólares. Apurada, escribió a Adrienne, responsable de la recaudación, quien inmediatamente le respondió que su dinero le sería devuelto. Pero mi amiga todavía se sentía preocupada, si acaso resultaba víctima de una estafa. Nada más lejos de eso; era gente buena, seria y todo se solucionó. Supo también que otros donantes cometieron similar error. Final feliz y mi despistada amiga llama a solidarizarnos todos con la causa de Carlos.

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