Era vox populi que mafias con expresa complicidad de personal penitenciario son las que mandan en la cárcel de La Victoria y, pese a las frecuentes denuncias y operativos, no se ha podido acabar con el tráfico de armas, drogas y privilegios. Pero nadie podía imaginar que, a pesar de las publicitadas revisiones, en ese triste recinto las cosas habían llegado a tal nivel de burla a la autoridad, como hemos visto recientemente. Un solo recluso operaba una red de 89 cámaras y un sistema de internet interno para alquiler. No hay que decir que una instalación de este tipo solo pudo operar con la manifiesta anuencia del personal llamado a evitar esas anomalías; lo de siempre.

Posted in Buen Oficio

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas