Si venimos a ver, llevamos ya como un año de sequía y lo peor es que no se vislumbra cuándo terminará. El sector productivo ha sufrido muchas pérdidas; ha muerto mucho ganado por falta de agua y tenemos ahora que los embalses de presas están casi vacíos, por lo que se ha anunciado ya menos suministro de agua para el Gran Santo Domingo. El huracán Dorian nos decepcionó en el sentido de que se alejó más de lo esperado y no aportó las lluvias que pensamos aportaría para llenar los embalses. Las precipitaciones registradas desde entonces no han sido importantes, de modo que seguimos en este calvario. Urge un fenómeno que traiga buena lluvia y nos alivie de una vez por todas.

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