Se dice que nosotros, dominicanos, “ponemos candado después que nos roban”. No somos preventivos, es decir, sino reactivos. En la cuestión de las bebidas alcohólicas fabricadas clandestina e ilegalmente, problema viejo, como resaltó recientemente don Celso Marranzini, por las autoridades nunca mirarlo tenemos otras 100 muertes; en 2020 fueron 237. Este nuevo Gobierno ha tomado acción, contrario al anterior, y eso se saluda. Pero indignante que la acción oficial llegue tras tantas fatalidades. Bueno, se espera siquiera que de los operativos coyunturales, nuestra respuesta acostumbrada cuando se agudizan determinados ilícitos, pasemos a ser esta actividad criminal eliminada, con labor de inteligencia y coordinación interinstitucional firme, instituida. No más tolerancia a esta asesina de gente pobre, esencialmente, hasta ahora.

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