Noviembre es el último mes, recta final de la temporada ciclónica. Es cuestión de un mes más para decir adiós a ciclones hasta el año siguiente. Pero ya ciclones no son el único peligro meteorológico para nuestro país. Ya sabemos cuánto daño pueden hacernos también lluvias extremas (100 mm o más) producto de fenómenos no ciclónicos. Y precisamente eso nos han traído los dos últimos noviembres, con consiguiente saldo de inundación, destrucción y muertes. Tras esas dos amargas experiencias, noviembre nos da ahora mala espina, una pluviofobia colectiva. Comienza casualmente con fenómenos atmosféricos en perspectiva y en medio de la tragedia en España por una DANA sin precedentes. Bueno, atentos.