Caos político se adicionó el miércoles al del coronavirus en Estados Unidos, y lo que se pensaba podía ocurrir en cualquier país pero no allí sucedió: un intento de golpe de estado. No puede calificarse de otro modo la idea del presidente saliente Donald Trump de revocar administrativa y anticonstitucionalmente los resultados de la elección del 3 de noviembre, ganada por Joe Biden, más el inaudito asalto del Capitolio por sus seguidores. Fue 6 de enero que quedó para los anales de la historia americana también porque los demócratas ganaron los dos asientos del estado de Georgia. Por primera vez en 87 años, un partido, el republicano, perdió reelección y a la vez control del Congreso. Los demócratas dominarán ambas cámaras legislativas.

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