El caso del proyecto de código penal ha dejado evidenciada la bajísima calidad de nuestros representantes. Tras examinarlo bien, abogados y juristas lo ven una chapucería legal. Está lleno de duplicidades, imprecisiones y poca claridad en determinados casos, vicios fatales para un código penal.

Claro que, siendo justos, no todos los legisladores son incompetentes o expresamente negadores de derechos como los que han tenido que ver con tantos puntos cuestionables en la pieza; pero lamentablemente son los menos. Lo peor es que no hay razones para pensar que la ineptitud generalizada entre nuestros parlamentarios mejorará desde el 16 de agosto con el nuevo Congreso que tendrá una mayoría absoluta perremeísta.

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