La monarquía, pese a apoyarse en el principio hereditario para designar jefe del Estado, puede ser democrática en la medida en que los integrantes de poder ejecutivo y legislativo sean elegidos directa o indirectamente por el pueblo. Caso de las actuales monarquías occidentales, como la inglesa. Y república no significa democracia per se, bien sabemos. Pero hay una razón bien práctica para abogar por republicanismo: lo que la realeza le cuesta al contribuyente. Los republicanos ingleses cuestionan el argumento de los monarquistas de que la Corona aporta a la economía más de lo que le cuesta gracias al turismo que supuestamente atrae. Luce que esa discusión se profundizará en Reino Unido ya desaparecida la popular Isabel II.