Finaliza 2021 y seguimos sin nuevo código penal. Eso es parte del balance del año. Ya entrado el siglo 21, continuamos regidos por el viejo código decimonónico y continúa el calvario o “vía crucis” en el Congreso de la legislación supuesta a sustituirlo, que lleva ya como veinte años. La tan necesaria norma queda como punto pendiente para 2022, pero desde ya tenemos voces que advierten que si se aprueba y promulga el código propuesto tal como está, sería pasible de impugnación constitucional, más o menos como la fallida ley de partidos. En caso de aprobarse el código el año entrante, veremos qué se aprobará y qué pretende el presidente Luis Abinader en ese sentido, promulgarlo o devolverlo.

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