Las llamadas compraventas ahora se reinventan también. Durante décadas fueron una solución viable, cercana y efectiva para que la gente pudiera salir de algún apuro y de esa manera resolver una urgencia del diario vivir. Amas de casa empeñaban una prenda o un electrodoméstico hasta para comprar una medicina o acudir a una consulta médica. También eran una alternativa para no tener que caer en manos de usureros con un infame interés de 20% semanal. En los últimos tiempos estos establecimientos son escasos y en los que aún conservan ese nombre, el empeño no es ya su fuerte. Venden diversas mercaderías, algunas en renglones muy similares a las de tiendas y ferreterías.

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