Quizá porque conducía no sentí en ese momento el sismo de 5.3 grados de magnitud que sacudió el país el miércoles a las 7 de la mañana, el más intenso desde 2004. Un programa radial que escuchaba me dio la alarma; los locutores relataban alarmados mientras manifestaban su pánico y primeramente creí, confusamente, que hablaban de un temblor más leve durante la madrugada, que sí sentí. Un susto solamente, el temblor agrietó algunas paredes al sur, donde se produjo, pero como lo provocó la misma falla que causó el histórico terremoto de Haití de 2010 (magnitud 7.0), resaltó la cuestión de si nuestro país pudiera estar próximo a uno catastrófico, y nuestra escasa preparación.

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