Causó consternación la agresión de Alexis Villalona –prófugo-, a Santa Arias, durante accidente de tránsito en Baní. Después, la flagelación de la espalda de un niño de 11 años por su propio padre, en Montecristi. “Se ignoran hasta el momento los motivos que impulsaron al progenitor a castigarlo como lo hizo”, decían notas refiriendo el hecho y hay que preguntarse si puede haber ningún otro más que la tendencia a la violencia del individuo. Los dominicanos justificamos la violencia de padres a hijos en algún grado, supuestamente como recurso disciplinario. Como validamos pegar a los niños, criamos en violencia y quizá por eso la violencia ahora aflora siempre, hasta en nuestros mínimos conflictos domésticos o ciudadanos.

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