Interprétese como se interprete, la famosa segunda enmienda constitucional de Estados Unidos, no dice que los ciudadanos tengan derecho a tener cualquier tipo de arma, incluyendo de guerra. Resulta que el fusil de asalto semiautomático es un arma particularmente mortífera y es en efecto la preferida de los locos que salen con la idea de realizar una matanza (en la de Uvalde, recordemos, el matador destrozó los cuerpos de los niños con un AR-15). Pero su regulación, pese a clamor nacional, no se incluyó en el reciente nuevo acuerdo político de control de armas y ahora se llora por otra matanza cometida justamente con ese tipo de arma, la de Highland Park, en pleno 4 de julio.

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