En las últimas semanas, ha cobrado fuerza en medios tradicionales y digitales un debate sobre si los partidos políticos en la República Dominicana están realizando una supuesta “campaña a destiempo”.
Cualquier actividad organizativa, reunión territorial o visita comunitaria ha sido interpretada por algunos como una violación a los plazos establecidos por la Junta Central Electoral. Sin embargo, esta visión reduccionista desconoce algo fundamental: la política no se construye desde las redes sociales ni desde los estudios de televisión; la política real nace en el territorio, en el contacto directo con la gente.
El proceso político no es un acto instantáneo
No existe ningún proyecto político serio que pueda levantarse en un día. La construcción de liderazgo y la consolidación de una visión de país requieren tiempo, compromiso y, sobre todo, presencia constante. ¿Cómo se puede generar confianza en una candidatura si los actores políticos no se acercan a su base, si no escuchan las inquietudes del pueblo, si no se articulan con los problemas reales del territorio?
La promoción de ideas, la identificación de líderes locales, y la construcción de equipos de trabajo son acciones que, lejos de representar una campaña anticipada, reflejan un ejercicio legítimo y saludable de la democracia interna de los partidos.
La alternabilidad es el legado más fuerte de esta era
Con el liderazgo del presidente Luis Abinader, hemos presenciado un fortalecimiento institucional evidente. Se ha impulsado una cultura política más abierta, participativa y respetuosa de los procesos. El viejo caudillismo ha comenzado a ceder paso al relevo generacional, a la formación técnica y a la conexión con la realidad social. Hoy, más que nunca, el país necesita líderes que no solo aspiren, sino que escuchen, recorran y entiendan.
Este es el momento de visitar a los compañeros, de compartir sus preocupaciones, de leer el mapa de las necesidades nacionales con los pies en la tierra. Quien no camina el territorio, difícilmente podrá representarlo.
El rol de los medios en una democracia madura
Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en el fortalecimiento institucional. Su deber no es descalificar por inercia, sino analizar con profundidad. Al etiquetar toda movilización política como “campaña a destiempo”, algunos sectores mediáticos contribuyen —aunque sin intención— a debilitar el derecho a la participación y a la organización que la misma democracia garantiza.
Invitamos a los medios a ejercer su rol crítico con responsabilidad, sin caer en alarmismos ni en juicios apresurados. La ley electoral establece los tiempos de la precampaña y campaña, pero no prohíbe la vida orgánica de los partidos ni el derecho ciudadano a organizarse.
No se puede confundir movilización con violación. No toda reunión política es propaganda electoral, ni todo encuentro territorial es una campaña anticipada. Reconocer esto es clave para avanzar hacia una democracia más madura y funcional.
En vez de temerle a la participación, deberíamos celebrarla. Es momento de asumir con responsabilidad este ciclo político, de fortalecer el vínculo entre liderazgo y ciudadanía, y de construir, con seriedad y transparencia, el futuro de nuestro país. Porque la política no es espectáculo: es compromiso.
Por: Welinton Grullón