Es cierto. Ha sido mucho el ruido que ha precedido el año escolar 2022-2023. Lo menos que se podía pensar que lo retrasara, luego de la falta de butacas, aulas a medio talle y ausencia de cupo era un ciclón. Quizá el ministro de Educación no sea un hombre de cábalas, pero como ya había gente que teorizaba de que había que esperar para arrancar por una evaluación de los daños de Fiona a planteles de al menos cuatro provincias, convocó para hoy a los 2.6 millones que es la población estudiantil total, sin descontar a los de las provincias afectadas, que lo harán cuando se pueda. Se podría estar en desacuerdo con la decisión del ministro, pero no se recuerda del inicio de un año lectivo con tantos cancaneos.

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