Parece que el Gobierno, desde todos sus componentes, no quiere que le sea aplicado el adagio que reza que quien calla otorga. Cualquier alusión directa o indirecta que se haga a las iniciativas oficiales, por las redes sociales (la mayoría) o por los medios convencionales, halla inmediata respuesta, la que puede ser del Presidente de la República, de la Primera Dama o de cualquier ministro o director general. Hay un aparente exceso de celo y mucha proclividad por responder opiniones y eso refleja una epidermis muy sensible a todo lo que parezca una crítica, cuando bien pudiera ser visto como un consejo. Hay que estar atentos a las redes para ver qué piensa la gente, pero no para responderlo todo.

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