En la Contraloría General de la República se está dando una especie de “pícamelo bajito”, cancelando a “títiri mundati”. Unos 700 auditores han sido cancelados, pese a que el Gobierno y organismos internacionales como el PNUD han invertido cuantiosos recursos para entrenarlos. Además de las cancelaciones de técnicos, la gestión que inició el 16 de agosto pasado ha degradado y rebajado el sueldo a numerosos técnicos y a otros que no ha cancelado por no encontrar una justificación valedera, los mantiene sentados en la oficina sin hacer nada. Lo extraño es que el titular de la Contraloría ha hablado de capacidad de la entidad de hacer todas las auditorías que la Cámara de Cuentas no ha podido realizar. ¡Ay Chichí!

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