Decía la popular guarachera cubana Celia Cruz, en una de sus populares canciones, que dos jueyes en la misma cueva no pueden vivir porque se matan a palangazos. En Santiago de los Caballeros hubo una situación de similitud, pero entre generales de la Policía comandantes de esa plaza. Sucede que el titular de la posición, general Víctor Hernández, pidió una licencia por enfermedad, la cual le fue otorgada y para sustituirlo provisionalmente nombraron al general Juan Antonio Pilarte Féliz. Cosa normal. Lo que alteró el ritmo de las cosas fue que cumplida la licencia, Hernández fue por su puesto y halló que su sustituto no lo quiere soltar hasta que los superiores manden. ¡Qué lío! Y no de ropa.

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