El ministro de Salud Pública Rafael Sánchez Cárdenas, calmado casi siempre en sus apariciones, y propositivo, cuando ha debido serlo, volvió a sacar garras, esta vez, de político. Le envió un viaje al alcalde de Puerto Plata, sin mencionarlo (se refiere a las “autoridades” de esa ciudad, pero obviamente al alcalde Roquelito García) en el cual lo responsabiliza de la marcha, la movilización en que miles de personas acompañaron a un “peregrino” que prometía salvarnos de la COVID-19 con solo plantar una cruz en una playa de la ciudad. Por la “sinvergüencería” (la violación barbárica de la emergencia) deben ser procesadas las autoridades que no sólo la alentaron, sino que facilitaron equipos del municipio, dijo.

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