Si hay una palabrita que gusta en este gobierno es transparencia, la que honra en cierta medida pero con una dificultad: no la practican muchos de sus funcionarios, renuentes a dar explicaciones, que discriminan entrevistas y acuden sólo adonde les conviene. Ahora que una solicitud para interpelar a Faride Raful ha sido enviada a una comisión de diputados, es muy probable, porque siempre ha sido así, que sus compañeros de partido la desestimen o la manoseen “In saecula saeculorum”. Nunca aceptan interpelar a uno de los suyos, y a lo más que llegan es a invitarlo a la comisión. Incluso, hubo un director policial (Alberto Then) que lo requirieron “cuchumil” veces y nunca acudió. Doña Milagros, registre en la Comisión de Ética que la transparencia entre ustedes es “a sigún”.

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