Causó extrañeza una declaración de un dirigente del PLD, de que antes de hablar sobre fechas para las elecciones presidenciales y legislativas, primero debe determinarse qué pasó con las elecciones del 15 de febrero. Raro, porque posteriormente la oficina de comunicación de esa agrupación envió una declaración del mismo dirigente algo diferente. Cada asunto tiene su momento. La historia, en algún tramo, desentrañará lo ocurrido, pero ya eso es historia. Los hechos están sucediendo a una velocidad pasmosa bajo el influjo del COVID-19. Es urgentísimo que el liderazgo político defina lo de las elecciones previstas para el 17 de mayo. Sustraerse a ello, aunque se tenga que mover la fecha una y otra vez, es peligrosa irresponsabilidad.

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