Cuando el verano impera nos quejamos del calor, de los días muy cálidos, pero secos. Un buen baño atenúa las altas temperaturas. Llueve en esos días, pero no como ahora. Quienes tienen vehículos disfrutan la semana con el brillo del último lavado. En estos días llueve tanto que ya provoca irritación en muchos. En los lavaderos las quejas están a flor de piel. Y no por el costo, sino por el tiempo invertido en un sitio de esos. Y es que las lluvias han sido constantes este año. Están también las complicaciones del secado de la ropa, aunque se tenga secadora. Hasta los agricultores gritan. Nunca había llovido así de enero a febrero. Las lluvias ya irritan.

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