La última

Ayer fueron los vientos y las aguas de Irma, José y María, y sus daños. Ahora es el polvo de Sahara, que se levanta en el desierto de Sahara, en el norte de África, como si fuese una nube cargada de partículas invisibles que enrarecen el cielo. Se torna opaco.

Ayer fueron los vientos y las aguas de Irma, José y María, y sus daños. Ahora es el polvo de Sahara, que se levanta en el desierto de Sahara, en el norte de África, como si fuese una nube cargada de partículas invisibles que enrarecen el cielo. Se torna opaco. El efecto ambiental es que disminuye la humedad y, por extensión, las lluvias. Un efecto contrario a los huracanes. Pero el polvo viene preñado de bacterias y hasta polen, que pueden causar daños en la piel y al sistema respiratorio. Este es un fenómeno silencioso que no destruye cultivos ni infraestructuras, pero puede dañar la salud. Que sea la última peste del año.

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