Casualidad, intolerancia o tendencia represiva, pero llamó la atención que durante la Cumbre Iberoamericana la Policía lanzó bombas lacrimógenas el viernes en la Cancillería, el sábado en Sans Soucí y el domingo al PLD. Se podría decir que para el buen entendedor pocas palabras (bombas) bastan, pero sería injusto sacar conclusiones solo a partir de una que otra lacrimógena. Satisfizo, por la salud del Estado de Derecho, que el rechazo a esas acciones policiales fue amplio y sirvió para recordar a los gobernantes que su deber es velar por la tranquilidad ciudadana y garantizar el libre tránsito de las personas. De más estaría decir que toda protesta debe estar apegada a las leyes, pero ¡Ojo al Cristo!, no vaya a ser cosa que reprimir a bombazos se vuelva rutina.

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