Señor director. La propuesta de designar a la profesora María Teresa Cabrera en la Defensoría del Pueblo es acertada y oportuna.
Es tiempo de que esta institución comience a cumplir de manera integral las funciones que le corresponden.

Junto a un Gobierno interesado en desarrollar una gestión transparente y de respeto al cumplimiento de la ley, y a un Congreso que pretende diferenciarse y mejorar la calidad de nuestra democracia, la Defensoría del Pueblo podría ser un componente catalizador que señale y enmiende puntualmente toda práctica del Estado o de prestadores de servicios públicos contraria a los derechos de la ciudadanía.

Necesitamos una Defensoría del Pueblo activa, sensible y capaz, que comprenda el funcionamiento del tejido social de República Dominicana y conozca las demandas más sentidas de la población.

Si alguien reúne estas condiciones es María Teresa Cabrera. Desde muy joven, allá en su natal provincia de La Vega, la profesora ha estado vinculada a las luchas sociales por la defensa de derechos tan básicos como el agua y el cuidado del medio ambiente.

Su gestión en la presidencia de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) fue la responsable de la primera campaña por la asignación del 4% del PIB al sector educativo. Más adelante ese reclamo se convertiría en el multitudinario y exitoso movimiento amarillo por el 4%, del cual ella fue una figura fundamental.

Pero la mayor prueba de la capacidad y el compromiso de la profesora María Teresa Cabrera con la defensa de los intereses de la ciudadanía se puede constatar revisando el inicio y el desarrollo de la Marcha Verde, el más importante movimiento social de este siglo.

Marcha Verde funcionó gracias a la articulación permanente de los más diversos actores y sectores de nuestra sociedad. Para poner y mantener cohesionados y en una misma dirección a representantes de organizaciones sociales, ciudadanos independientes, dirigentes religiosos, empresarios, gremialistas y fuerzas políticas diversas se hizo necesaria la participación de un gran equipo de Organización y Articulación, cuyo motor principal fue María Teresa Cabrera.

En los dos años de movilización continua de Marcha Verde algunos tuvimos el honor de encontrar en ella a una mujer aguda, ágil, clara, valiente, conciliadora, humilde, pero firme, capaz de generar respeto en todos los escenarios por su intenso trabajo y su coherencia. Sorprende más todavía cuando se sabe que estos y otros aportes María Teresa Cabrera los hace sin descuidar sus viajes semanales a San Juan y a otras provincias, donde imparte docencia universitaria, formando maestros y maestras en la visión del derecho a la educación pública, gratuita y liberadora.

En los próximos días o semanas la Cámara de Diputados abrirá la posibilidad de presentar nuevas propuestas para ocupar la posición de la Defensoría del Pueblo. Luego, por mandato de la Constitución, la cámara baja deberá enviar al Senado una terna, de donde saldrá la designación definitiva.

Como ciudadano, hago público mi respaldo total a María Teresa Cabrera, una verdadera Defensora del Pueblo. Te invito a hacer lo mismo, y a compartir este artículo o un mensaje de motivación propio con los legisladores y legisladoras de tu comunidad.
Jhonatan Liriano
Periodista

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