Cuando en Corpus Christi monseñor Ozoria soltó el torpedo de que “aunque no se diga mucho, yo no sé si no se quiere decir, pero se está muriendo mucha gente por covid’’, no faltó quien le acusara de alarmista. Hasta más de ahí le dijeron. Pero ahora las autoridades sanitarias le dan la razón al informar que no se están notificando a tiempo las defunciones y que se retrasan semanas. No es nueva la grave contradicción de que las unidades UCI están llenas y se observa el lúgubre ir y venir rumbo a las morgues de los hospitales de las “carrozas de las muertes’’, pero solo se reportaba uno que otro fallecimiento. Lo peor, que por estos retrasos de clínicas y hospitales, nunca hay consecuencias.

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