La enfermedad de las nominillas al parecer no está en la sábana, como reza la expresión popular, ya que no hay explicación posible de que después de que el PRM llegara al poder y anunciara la supresión de muchísimas nominillas, hiciera un cruce de nóminas por instituciones y como si fuera poco, en un tercer movimiento, pagara con cheques, cara a cara y por departamentos, ahora se destape que había una en el Ministerio de Medio Ambiente con la friolera de 600 personas afines al partido oficial. La conclusión es que las nominillas son consustanciales a cada gestión y expresión del clientelismo político. Es una cultura. Al que se fajó en la campaña hay que ubicarlo en algún lugar. Aunque 600, si no es un récord es tremendo average.

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