Días antes a las fallidas elecciones, en algún lugar se hablaba sobre la gestión en los organismos colegiados, en los cuales es vital la búsqueda del consenso para tomar decisiones. El animador o actor principal es responsable de estimular la discusión horizontal, donde todos participen igualitariamente, en libertad de expresar las ideas más disímiles, hasta desentrañar cada cosa en atención a la misión de la institución a cargo. Sólo en la medida en que se cree un ambiente democrático, podrán alcanzarse decisiones correctas. Pero los encomendados deben estar hábiles, en capacidad productiva. Si el animador no está alerta, la subyugación será inevitable. Y la diversidad muere. El fracaso estará recurrentemente sobre la mesa, con penosas consecuencias.

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