En la polémica en el PRM de si la nueva dirección debe ser elegida por sus bases o por la cúpula del partido hay un punto que no admite discusión y es que al dar participación a todos los miembros del conglomerado resulta un método más democrático y propio de los partidos modernos. Otro ejemplo antidemocrático ocurre en la Fuerza del Pueblo, al promover a su dirección ejecutiva a recién llegados en desmedro a militantes con años esperanzados de ascender en la estructura partidaria. Otra falla de los partidos del patio es no renovar sus liderazgos, algo que nos llegó a la mente por el pomposo recibimiento que le dio la Fuerza del Pueblo a Nélsida Marmolejos, una vieja militante que estuvo guisando durante décadas en el PLD.

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