El pasado sábado, a las 6:18 de la mañana, un grupo de algo más de 20 jóvenes celebraba los tiempos de pascuas alineados en torno a un arbolito navideño. Era la repetición de una vieja tradición en el sector La Venta de Santo Domingo Oeste, en la antigua carretera Duarte. Lo hacen todas las noches. Algunas, como la del viernes, se quedan hasta amanecer. ¿Por qué hablar de ese encuentro? Simplemente, la totalidad de los jóvenes se la lucían, con música, baile, romo y el roce, sin que nadie llevara media mascarilla, ni siquiera debajo de la barbilla. Es como si retaran brutalmente a la Covid-19. Es la rutina de estos días. ¿Y la Policía, dónde?

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