En la Dirección de Migración no se producen cambios rutinarios, y cuando destutanan a un director, como ocurrió ayer con Venancio Alcántara, hay que ponderar los hechos y buscar las causas más profundas. Pero en esta oportunidad, por ser tantos los sucesos recientes con el tema migratorio, la mejor recomendación es dejarlo como está y desearle suerte al vicealmirante Lee Ballester, que si es por “horas de vuelo” no hay por qué dudar de que podrá salir bien librado. Entretanto, hay que sentarse a esperar a ver si seguirá el método de las redadas indiscriminadas que generan críticas al Gobierno. Inclusive, no se puede dudar de que Venancio se calentara por excesos que daban “comida” suficiente a esos organismos internacionales que nos acusan hasta de “racismo estructural”.