La idea de que la detención de Fernando de los Santos, La Soga, obedece a un plan mediático puede tener asidero. Detenido cuando ya nadie pensaba en él, andaba por las calles de Santiago y hacía vida común. No salía de las galleras y compartía con sus colegas policías. Lo apresaron con un “engaño”. (Un agente amigo lo invitó a una reunión con otro oficial…) El Ministerio Público pidió que el juez dé 18 meses de prisión preventiva por la gravedad de los cargos que le atribuyen. Pero el magistrado convino en sólo imponerle tres a cumplir en la cárcel de policías de Manoguayabo, tratamiento reservado a los policías activos en conflicto con la ley.

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