Con el anuncio de Mario Lama, director del Servicio Nacional de Salud, de que a propósito del rapto de una recién nacida del Hospital San Lorenzo de Los Mina sería reforzada la seguridad y vigilancia en los hospitales estatales, se cumple aquello de poner candado después de que te roban o de que te agarren “asando batatas”. Y se repite una situación que casi es la norma en muchas dependencias gubernamentales: andar detrás de los acontecimientos, de no prever y de ser reactivas. ¿Por qué luego de este escandaloso hecho es que se da a conocer que se iniciará el proceso para licitar 375 cámaras? ¿Por qué es ahora cuando se dispone expresamente la revisión de bultos a toda persona que entre o salga de un hospital?

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