probablemente el que no entienda que Trump es la expresión de una visión ideológica del mundo y que lo que ha hecho es interpretar el sentir y las necesidades perentorias de gran parte de la sociedad norteamericana, estará ahora rasgándose las vestiduras y repitiendo incesantemente que se trata de un hombre malo, muy malo. Seguirá subestimando a los que mayoritariamente votaron a Trump, y la creerá gente equivocada y habrá incluso el que crea, encerrado en su propia verdad, que se trata de un pueblo de gente bruta, por lo que no dudaría en aplicarle la parodia de Bertolt Brecht: disolver a ese pueblo, por terco y cabeza dura, y elegir un pueblo nuevo. Lamentable, porque se trata de una sociedad partida en dos mitades, dividida irreconciliable e irremisiblemente.