No está mal que el Estado provea de uniformes a los estudiantes, sobre todo si son gratuitos, pero la inversión millonaria en esa ropa escolar mueve a suspicacia, como también la distribución, que casi nunca llega a cubrir a toda la población estudiantil. Cada gestión ministerial trata de diferenciarse de las anteriores, en especial con los colores, aunque ahora los unificarán para que sean iguales. Un problema de los uniformes es que, más para vestir a los chicos, estén pensados para desdibujar diferencias económicas. Si esa inversión millonaria se dedicara a abrir más bibliotecas, más capacitación docente y mejores planteles, quizás los resultados pudieran ser diferentes. No estamos contra los uniformes, solamente nos preguntamos ¿Son tan pero tan necesarios? ¿Son realmente imprescindibles?

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas