La economía dominicana está bajo amenaza de factores externos. Alzas de precios en una serie de materias primas de uso intensivo en la producción local están agitando una de las principales ventajas del país: la estabilidad relativa de precios.

La carrera alcista del petróleo en el mercado internacional ya supera, aunque sea transitoriamente, el nivel de precio promedio al que se proyectó en el Presupuesto General del Estado 2021. En ese documento, que es el principal instrumento de desarrollo del país, se calculó para todo el período una media de 45.5 dólares el precio del barril de petróleo. La cotización estuvo durante la semana pasada en torno a 59 dólares. Ese nivel pone en jaque al Índice de Precios al Consumidor, porque afecta directamente a todos los componentes de la canasta familiar, y especialmente al grupo Transporte, que es después de Alimentos y Bebidas, el segundo con mayor incidencia en el comportamiento de la inflación.

Otros commodities (materias primas o bienes primarios) que presionan los precios locales incluyen el maíz y sorgo, que son la esencia de la producción de pollos, huevos y cerdos. En esos renglones agropecuarios se han producido alzas de precios, por el traspaso de los aumentos en los costos.

El Gobierno vía su sector agrícola ha estado procurando enfrentar las alzas de los alimentos, mientras que el Ministerio de Industria y Comercio “administra” las alzas de los combustibles. Pero se trata de medidas que no tienen posibilidad de atacar el origen de las alzas, por tratarse de factores externos.

Se trata de un vendaval sobre el cual no hay muchas posibilidades de maniobrar y evitar que afecte a los precios de la canasta familiar.

Amenaza la vigencia de la flexible política monetaria, cuya conducción se aplica para convertirla en un instrumento de sustentación de la esperada reactivación económica.

Las autoridades económicas confían en que las alzas sean coyunturales y que a partir del segundo semestre del año, la situación externa cambie, que vuelva a los niveles proyectados. Pero mientras tanto, las amenazas siguen cerniéndose sobre los precios internos, cuyas distorsiones pueden afectar el proceso de recuperación de la economía si obligan a cambiar la dirección de la política monetaria, para hacerla menos flexible.

En un escenario tan imponderable, solo queda esperar.

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