La corta semana anterior, la Semana Santa, cerró con un panorama muy cargado para el ejercicio de la gobernanza. Días antes, una sentencia del Tribunal Superior Electoral (TSE) generó una conmoción de tipo institucional por las versiones acerca de supuestas presiones del poder sobre algunos de sus miembros, lo que se agudizó con el discurso del presidente del Senado en el cual llamó a la Cámara de Diputados a investigar su comportamiento por la sentencia sobre el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Pudiera considerarse que los hechos alrededor de la sentencia del TSE sobre la convención del PRD de 2017 fueron el detonante de un temperamento en algunos sectores de la sociedad, y significativamente en la iglesia Católica.

El 14 de este mes, el Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo Francisco Ozoria, en la misa del Domingo de Ramos, habló del encanto del poder por todos los medios, “cueste lo que cueste”. Expresión chocante en un moderado servidor del Señor que un día después, el lunes 15, al ser interrogado por Huchi Lora sobre las alegadas presiones a los jueces del TSE, dijo que es muy lamentable y preocupante, porque los poderes del Estado no se respetan, “…no hay una independencia en los poderes del Estado, y caemos en algo tan fuerte, usted lo dijo Huchi (Lora), en una dictadura, si no cambiamos, si no despertamos, vamos hacia ahí”.

Unas declaraciones del ministro José Ramón Peralta en elCaribe el miércoles 17 buscaron atenuar el caldeado ambiente, afirmando que la democracia se consolida y se respetan los derechos. Al otro día, este mismo diario recogió una síntesis de un estudio del PNUD que indica que en el país aumenta el riesgo de profundización del autoritarismo.

No hubo tregua en Semana Santa. El Sermón de las Siete Palabras el Viernes Santo se convirtió en una tribuna de denuncias de la falta de independencia de los poderes, del irrespeto a la Constitución, de la “justicia secuestrada” y de reafirmación de las palabras de Ozoria de que el país va hacia una dictadura.

El sermón adelanta que el gobierno continuará esta semana bajo fuego cruzado. Nada grato para la buena gobernanza. El telón de fondo es la reforma de la Constitución y la incertidumbre de la reelección presidencial.

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