El presidente Luis Abinader compareció ayer ante la Reunión Conjunta de las cámaras legislativas a rendir cuentas de sus ejecutorias del año pasado y explicar las proyecciones macroeconómicas, fiscales, financieras y sociales, en cumplimiento de lo que mandan los artículos 114 y 121 de la Constitución de la República.

Dicho así podría parecer un simple trámite, casi una obviedad, pero es digno de resaltar que cuando un mandatario rinde cuentas a su pueblo es algo que sucede solamente donde imperan regímenes democráticos, y es un ejercicio de transparencia que los dominicanos debemos preservar y defender.

Y qué bueno que en lo esencial haya sido una pieza optimista y que se pudieran exhibir logros posibilitados porque están echadas las bases para el desarrollo.

¿A qué nos referimos? A que reivindicar hoy logros en turismo, zonas francas, electricidad, inversión extranjera… no surgió de la noche a la mañana; hay un telón de fondo de años de estabilidad macroeconómica y de un sector privado que no escatima recursos en la apuesta por construir una gran nación.

Pero también no dejamos de lado los peligros que acechan y que fueron abordados por el mandatario, como que las perspectivas positivas no pueden llevarnos a olvidar los embates de factores externos que escapan al control local.

En ese sentido, cabe señalar la pandemia, de la que el presidente Abinader ha dicho, citamos: “Hemos conseguido llevar al país a la normalidad, hemos superado la pandemia”, lo que no compartimos porque envía un mensaje equivocado.

Otros factores por cuidar son los relacionados con los precios de las materias primas y los de los hidrocarburos, más una inflación amenazante.

Son muchos los puntos de la comparecencia que se deben ponderar con profundidad, como mantener los subsidios a los combustibles y disponer de muchos recursos para sostener y ampliar programas sociales, pero nos quedamos con destacarla como optimista.

Y bien intencionada, además, vista desde su propia perspectiva cuando al final proclamó que no es presidente “de una parte, sino de todos los dominicanos y dominicanas”, la que es la mejor ruta para hacer grande a la República Dominicana.

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