De acuerdo con el Banco Central, la economía creció un 4.6% en el 2017, una confirmación de que las actividades económicas se comportaron con apreciable dinamismo. Un crecimiento menor a los últimos cuatro años, pero hay que consignar los efectos adversos provocados por los huracanes Irma y María, que dejaron daños en infraestructuras viales y plantaciones agrícolas, y paralizaron la producción y algunos servicios durante tres días.
El Banco Central estima que de no haber sido por esos fenómenos, la economía habría crecido un 5%. De todas formas, un crecimiento en esos términos resulta envidiable para muchas economías.
Tan importante como el crecimiento en sí, son las cifras que sustentaron esa expansión, especialmente las vinculadas con el sector externo. La entrada de divisas totalizaron US$26,780.0 millones, unos US$2,553.3 millones más que en el 2016.
Un dato positivo dentro de ese volumen de ingresos es el aporte del turismo, que ascendió a US$7,177.5 millones, equivalentes al 26.80% del ingreso total de divisas. Reafirma la importancia del turismo en la economía.
La inversión extranjera directa aportó US$3,570 millones, cifra que representó un incremento de 48.3% con relación al 2016. Es un indicador de que la economía dominicana sigue siendo una oportunidad para los inversionistas.
Los aportes del turismo, la inversión extranjera y las remesas contribuyeron a que la cuenta corriente de la balanza de pagos terminara con el déficit más bajo en 13 años, de 165.1 millones de dólares, equivalentes a -0.2% del producto interno bruto (PIB).
El resultado de esas cifras registradas por el sector externo permitió al Banco Central cerrar el año con un nivel de reservas internacionales brutas (RIB) ascendente a US$6,780.5 millones, monto que representa una cobertura de 4.4 meses de importaciones nacionales.
Como resultado de ese desempeño, el mercado laboral también fue impactado con la creación de 120,237 empleos.
Si el crecimiento económico crea empleos, entonces contribuye a redistribuir la riqueza, que es una meta esencial en la lucha contra la pobreza, y en consecuencia, contra la desigualdad social.
Son buenos resultados.
