Siempre ha habido y las habrá, ideas brillantes. Lo importante es convertirlas en realizaciones. Nada más hermoso que la integración de los pueblos, de las naciones, ese esfuerzo de crecimiento colectivo de países con problemas y aspiraciones comunes orientado a alcanzar el bienestar. Ha sido un sueño que ha encontrado formas y órganos, pero de escasos medios de ejecución.

Discursos van, reuniones vienen y muy pocos resultados. Por eso, la gente pierde la fe en los esfuerzos de organismos e instrumentos regionales o internacionales de cooperación. Quizás han faltado planes, proyectos y programas suficientemente asertivos, vinculados con las realidades y especificidades de las naciones que permitan dar impulso a los sueños de integración. Pero también una voluntad ejecutiva bien asistida que los lleve a término.

¿Puede ser una obra de un hombre? Difícilmente. Pero una personalidad persuadida de que la aspiración de los pueblos centroamericanos y caribeños en pro de la integración puede materializarse, ayuda decisivamente a avanzar en esa dirección.

Es lo que aspira Vinicio Cerezo, el expresidente de Guatemala que enterró el militarismo en la dirección del Estado y con firmeza empujó lo suficiente a través de los acuerdos de paz de Esquipulas para dejar atrás la guerra que amenazaba las posibilidades de crecimiento de Centroamérica. Su presencia en la secretaría general del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), constituye una posibilidad de convertir en realidad el sueño de la integración.

Un mercado abierto, un transporte territorial y marítimo, una política de apertura común a las inversiones y a los negocios, un sistema de seguridad compartida. Una región donde sus pobladores puedan ir de un país a otro sin visa y puedan encontrar oportunidades, según sus destrezas y capacidades, y que todo eso redunde en ventajas para todos.

Quizás entonces, dejemos de mirar a las instituciones del sistema centroamericano, como el Parlacen, como un almacén de botellas sin propósitos, vacías.

Esperemos que la experiencia de Estado, unida a la creatividad, la persistencia, la tenacidad, el temple y la fe que lo empujan a continuar en el servicio público, sirvan a la aspiración de convertir a Centroamérica y el Caribe en una zona de progreso y paz.

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